Desde el punto de vista artístico, pertenece a la IV dinastía la Gran Esfinge construida en Gizeh, y las pirámides de los faraones Kheops (2604-2580 a.C.), Quefren (2572-2546 a.C.) y Micerino (2539-2511 a.C.).
Fue ordenada a construir por el faraón de la IV dinastía Kheops entre los años 2570-2550 a.C., apróximadamente. Su arquitecto fue Hemiunu.
Para su construccion se utilizaron dos tipos de piedra caliza: una grosera que constituía el suelo de meseta, siendo utilizada para relleno, y otra, blanca de gran calidad con la cual se realizó el revestimiento de la pirámide.También se utilizó el granito y la diorita, destinada a otros usos.
Una vez nivelado el terreno y delimitada la base de la pirámide con sus lados perfectamente orientados hacia los cuatro puntos cardinales, se excavó en direccion Norte-Sur un estrecho corredor inclinado descendente de poco más de un metro de ancho y 1,20 m de alto, el cual desembocaba en una habitación inacabada (ver imagen del interior). Es posible que esta sala fuera destinada a alojar los restos mortales de Kheops, pero sus dimensiones impedirían el paso de un sarcófago como el encontrado en la cámara funeraria del interior de la pirámide, a menos que se hubiera provisto tallarla en la misma roca del interior de la cámara, Todo parese indicar, pues, que la sala se dejó inacabada y se busco otra solución para la cámara funeraria del rey.
Para su construcción se utilizaron bloque de piedra de una altura aproximada de 50 cm y un peso medio de 25 toneladas. Para su extracción se tallaban en el suelo trincheras que se entrecruzaban formando una cuadrícula, hasta hallar la veta arcillosa que permitía separar fácilmente el bloque de su lecho. Eran transportados desde las canteras por vía fluvial. Para ser embarcadas se las arrastraba con una especie de trineos con la ayuda de cuerdas, por equipos formados por decenas de hombres.
Su colocación se talló individualmente. En la construccion de esta pirámide se utilizaron 2.300.000 de bloques.
Pirámide de Quefren
Es la segunda pirámide más grande del complejo de Gizeh. Tiene una altura de 143 m y su base es de 215 m., siendo tres metros más baja que la de su padre Kheops.
En su interior la cámara del sarcófago está tallada en la roca y sólo el techo, de losas colocadas oblicuamente a dos aguas y el revestimiento de sus muros, son obra de cantería. Antes de la construcción de la entrada definitiva tuvo otra que conducía a una cámara de sarcófago más profunda (ver imagen del interior de la pirámide). Esta zona fue cegada y aún hoy es inaccesible. El cambio de programa obedece seguramente a que el emplazamiento de la superestructura fue trasladado más al sur al ser descubierto en la roca un asiento mejor para la calzada.
La entrada se efectúa por profundos vestíbulos que parecen callejones sin salida, pero que cerca del fondo ofrecen pasadizos de acceso a la antecámara. En estos accesos persiste el afán prehistórico de ocultar lo sagrado a ojos impuros. Por la misma razón, la calzada estaba techada, de modo que nadie podía ver desde fuera el cortejo fúnebre del faraón.
De la antecámara se pasa a una sala hipóstila en forma de T invertida, con una hilera de pilares monolíticos en la rama transversal y dos en la longitudinal. Esta sala es una obra maestra tanto por la armonía de sus proporciones como por la perfecta ordenación de los grandes bloques monolíticos, de granito rojo de Assuán, con que está construida y revestida.
El piso, de placas de alabastro, reflejaba la luz proyectándola indirectamente sobre las 23 estatuas del rey que rodeaban los muros. Esa luz entraba por ranuras abiertas en lo alto de los muros y en las losas de granito del techo. Los tonos originales de aquel ambiente eran, pues, el rojo y el blanquecino, fundidos en una suave penumbra. Hoy el templo se halla descubierto y, por tanto, la luz es fuerte y en el juego de colores irrumpe con intensidad el azul del cielo.
El templo funerario es un rectángulo de más de cien metros de largo dividido en cinco partes: a) salón de entrada, b) patio descubierto, c) cinco nichos para estatuas, d) almacenes, e) santuario. Los tres primeros elementos constituyen el sector público; los dos últimos, el privado, sólo accesible a los sacerdotes.
El salón de entrada consta de dos partes, unidas por un angosto pasadizo: una transversal y otra longitudinal. Sus techos estaban sostenidos por pilares monolíticos. A cada lado de la nave transversal se abren sendas galerías que penetran profundamente en el macizo de piedra del edificio.
El patio descubierto está pavimentado de alabastro y rodeado de una galería de anchos macizos de granito rojo. Tras los vanos del fondo se abren las cinco capillas para las cinco estatuas, correspondientes probablemente a los cinco nombres protocolarios del faraón.
A partir de aquí, sólo los sacerdotes podían internarse en el resto del templo. Un largo corredor llevaba a esta parte, compuesta por el santuario y los almacenes. El primero consistía en una puerta falsa con un altar de poca altura al pie de su umbral. Aquí se depositaban diariamente los alimentos prescritos. Frente a ellos se encontraban los cinco almacenes para los vasos de piedra y la despensa de provisiones.
Del otro lado del patio sale el corredor que lleva al recinto de circunvalación de la pirámide.
La pirámide es parte de un complejo funerario que cuenta con un templo funerario en el lado Este y una calzada procesional pavimentada que lo vincula con el Templo del Valle, situado al lado de la Gran esfinge, presentando patios y pilares desprovistos de cualquier tipo de adorno, realizado con enormes sillares y grandes losas de granito revistiendo los muros del templo. También se encuentra una pirámide subsidiaria, cinco fosos con barcas solares y más de un centenar de grandes habitaciones, consideradas almacenes o talleres de los trabajadores de la pirámide.
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